1 Tesalonicenses 4:13: Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza.
Conoceréis la verdad y la verdad os hará libres.
Para continuar guarde estos dos pasajes que más adelante necesitaremos.
Romanos 14:8: Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el señor morimos. así pues, sea que vivamos, o que muramos, del señor somos.
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Esta es la definición de muerte según los expertos:
Se considera la muerte como el fin de la permanencia física del ser humano en su estado carnal, el espíritu abandona el cuerpo físico que se deteriora y que es incapaz de sostenerse bajo las leyes de este universo finito, e inmediatamente vuelve a Dios (Eclesiastés 12:7). El alma, dependiendo de si conoció y reconoció a Jesucristo como su Dios y salvador (Romanos 10:9) se va a un lugar de reposo a la espera de la segunda venida de Jesucristo (1 Tesalonicenses 4:16). 16 Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.
Todas las culturas humanas desde sus comienzos han creído en la vida, después de la muerte. Estas creencias al no estar fundamentadas en la Palabra de Dios han dejado una herencia de errores a la humanidad. Errores que por tradición se han repetido hasta considerarse ciertas, irrefutables. Hoy las miraremos a la luz de la Palabra.
Muchos antropólogos creen que los entierros dedicados de los Neandertales son evidencia de su creencia en la vida después de la muerte. Estamos hablando de seres humanos muy antiguos. Pero son creencias de una vida que por el simple hecho de estar muertos se convierte al fallecido en casi un dios.
Sabemos por la Palabra que es la voluntad de Dios que sepamos acerca de los que duermen. La biblia denomina a los que duermen como a los que han muerto. En primer lugar nos dice el Apóstol Pablo que no estemos tristes, porque tenemos esperanza y en segundo lugar porque vivos o muertos somos del Señor, claro si hemos aceptado a Cristo en nuestro corazón. Tener claros estos conceptos es bien importante, para no caer en errores que no solo nos atormentarán, sino que nos desviamos de la doctrina de Cristo y nos hacen presa fácil de Satanás.
Génesis 2:7 registra la creación del hombre en el principio. “Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.” Dios no puso un alma dentro de un hombre. Dios nos dio un espíritu y somos un alma.
1º Tesalonicenses 4:15-16 que aquellos que duermen en Jesús resucitarán en su Segunda Venida. Juan 11: 11-14. Lázaro duerme.
El morir para muchos pareciera que convierte al fallecido en una especia de dios al que incluso le pudiera pedir o usar como intercesor ante Dios. La Palabra según acabamos de constatar dice que los muertos duermen. No adquieren poderes sobrenaturales. Esta creencia es pagana.
Salmos 146:4 dice, “Pues sale su aliento, y vuelve a la tierra; en ese mismo día perecen sus pensamientos.
” Los muertos no alaban a Dios, Salmos 115:17. Los muertos nada saben,
Eclesiastés 9:5, “Porque los que viven saben que han de morir; pero los muertos nada saben, ni tiene más paga; porque su memoria es puesta en olvido.”
No faltan las ocasiones cuando se les pide a personas que han muerto en pecado y sin embargo se les pretende usar como si fuesen dios. La paga del pecado es muerte.
“La paga del pecado es muerte” (Romanos 6:23). Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.
Las creencias paganas tienen su raíz en el enemigo de Dios, Satanás.
Muchos creen que los muertos “viven” para gobernar sobre los vivos. Esta idea la trajo Satanás desde el Paraíso cuando le dijo a Eva: ? Génesis 3: 4-5 4. Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.
Para algunos esto es lo que sucede. Que el que muere pasa inmediatamente a un nivel superior siendo igual a Dios. Mentira del enemigo.
El hecho de haber muerto, no convierte al fallecido en un ser superior. Mientras la persona estuvo con vida en este mundo, no le colocaban veladoras, flores, ofrendas y menos se le pedían milagros. Al momento de morir esto cambia, se pasa a la adoración y petición de milagros y hasta para proteger la vida de los que aún continúan viviendo. Sólo Cristo nos libera de esta creencia que no está basada en la Palabra, y por lo tanto no es conforme a la voluntad de Dios, quien no comparte su gloria con nadie.
